lunes, 30 de diciembre de 2013

Alone together

He de confesar que yo, en mi vida, sólo le he sido fiel a la cerveza, al chocolate y al jazz. La gente que duerme poco, como es mi caso, agradece mucho el jazz, que parece una droga diseñada para noctámbulos, desordenados y gente de muchos matices en la personalidad. Y, además, el jazz es de mucho follar. Mucho, bien y con ganas. Porque escuchando jazz se folla como si el polvo fuese a durar para siempre, como si la noche fuese a durar para siempre y como si la música fuese a durar para siempre. Es una música que te acompaña amablemente a la puerta y te saca del tiempo y con la que, aunque estés acompañado, siempre estás a solas. Tiene algo de paso en el vacío, de magia oscura, de vértigo alegre.
    Posiblemente aún no te guste el jazz pero hay tantos tipos de jazz que es imposible que alguno no lo haga y, créeme, el algún momento verás como el jazz te pone todas las cartas boca arriba y te descubre todos los caminos posibles. Pero siempre es de noche. Y siempre son de ida. No esperes tren de vuelta: no lo hay

    Eso sí, los amantes del jazz siempre estamos solos pero juntos.

    2 comentarios: