jueves, 21 de mayo de 2015

Hoy, que por fin he decidido sentarme a escribir, no tengo nada sobre lo que escribir.

En realidad tengo mucho sobre lo que escribir y nada sobre lo que escribir.

Me gustaría poder escribir una gran nada llena de matices y que tú, que me lees, también lo entendieras sin entenderlo.

Estoy seguro que hay un montón de cosas que se entienden sin entenderse, porque nuestras respectivas confusiones, que son previas al lenguaje, se comunican entre sí; nuestras nadas se confunden.

Lo de sentirse inclinado hacia las letras en lugar de hacia otro tipo de artes se convierte en una limitación (otra más).

Si me fuese posible empuñar un pincel "escribiría" uno de esos cuadros en diversas tonalidades de blanco y estoy seguro de que terminaría pensando: "Todo esto es lo que no os tengo que decir y os lo acabo de decir de-puta-madre". Por desgracia, apenas llego a diferenciar los colores del arcoiris (Teruel existe pero el añil es azul) . Las tonalidades de blanco se las dejo a quienes sepan diferenciarlas que, por añadidura, suelen ser los que siempre tienen algo sobre lo que expresarse de manera clara y prolija.

Yo, que no soy de esos, os dejo esta cosa amorfa de nota, esta plasta de barro, este trozo de madera sin tallar , este pase desde la banda de Villarroya, para que cada uno le saque lo que mejor le parezca, aunque lo más lógico es que se vaya al primer anfiteatro