miércoles, 24 de julio de 2013

Hay días en los que uno querría despertarse y que todo hubiese sido un sueño, como en Los Serrano. Y es que hay vidas que lo único que tienen en común con otras vidas es el nombre, de la misma manera que Los Serrano se dice que son la misma cosa que Los Soprano y se parecen lo mismo que Pitingo a Carlomagno.

Hay días en que uno se despierta y sucede todo lo contrario, que lo que soñó realmente es la vida y la vida es, de hecho, una pesadilla, como si el guionista de Los Serrano se hubiese fumado un canuto, estuviese en plena maratón de Pesadilla en Elm Street y ya no se acordase de su nombre.

Lo del despertarse y que todo haya sido un sueño es un mal recurso narrativo en la ficción porque sorprende lo mismo que el que nos digan que los padres son los reyes pero sería un excelente recurso en la vida real, una salida que en realidad sería más bien una entrada y un coger impulso porque lo que sí es seguro es que al final lo que te espera no es otro despertar y darte cuenta de que todo ha sido un sueño como en Los Serrano sino el fundido a negro de Los Soprano y necesitamos justificar de algún modo , como ellos, un mal final con al menos ocho temporadas excelentes. (Los Soprano, por cierto, esos sí que son los putos reyes y no los padres).

No hay comentarios:

Publicar un comentario